4 billones de personas en el mundo tendrán alergia en 2050
Las alergias son respuestas exageradas del sistema inmune (las defensas de nuestro organismo) al entrar en contacto con determinadas sustancias del ambiente llamadas “alérgenos”, por lo general inocuas para la mayoría de las personas.
Como explica la Dra. Cecilia Sepúlveda, profesora titular de la Universidad de Chile e inmunóloga de nuestro hospital: “las alergias tienen un componente genético: habitualmente si los padres son alérgicos, el hijo lo será. Y en el caso de que sólo uno de los padres sea alérgico, las posibilidades bajan y más aún cuando los alérgicos son los hermanos. Ser o no alérgico depende de factores heredados y de la exposición repetida a alérgenos como pueden ser los pólenes de plantas, el veneno de insectos, los ácaros del polvo de habitación, ciertos alimentos. El aumento de las alergias en el último siglo no se debería a que nuestros genes hayan cambiado, sino más bien al efecto de los cambios dramáticos del medio ambiente y de la vida moderna sobre la salud que gatillan una determinada susceptibilidad genética”, señala.
Las alergias son enfermedades que afectan a más de un billón de personas en todo el mundo. Con un aumento epidémico en los últimos 60 años, se cree que su prevalencia afecte a 4 billones en el año 2050, por lo que su aumento a nivel mundial ha sido apropiadamente denominado como la epidemia de las alergias o del siglo XXI. Se prevé que los problemas alérgicos seguirán en aumento conforme la contaminación atmosférica y la temperatura ambiente aumenten. Estos cambios ambientales (cambio climático) están afectando los recuentos de polen, la presencia de insectos y la presencia de hongos asociados a las enfermedades alérgicas.
En este grupo de enfermedades se encuentran: asma, rinitis y conjuntivitis alérgicas; anafilaxia; alergia a fármacos, alimentos e insectos; eczema o dermatitis atópica; urticaria; y angioedema.
Hay que considerar; sin embargo, que las enfermedades alérgicas son enfermedades crónicas con afectación sistémica que puede afectar múltiples órganos y sistemas a lo largo de la vida de las personas afectadas.
Las alergias son comunes tanto en niños como en adolescentes y adultos, siendo frecuente que el eczema o dermatitis atópica y la alergia alimentaria precedan el inicio de la rinitis y del asma; sin embargo, hay individuos que pueden tener manifestaciones aisladas, por ejemplo, sólo rinitis alérgica de comienzo en la edad escolar, o bien, otros que han tenido eczema infantil y luego ninguna otra manifestación. Además, estos pacientes pueden tener remisiones o recaídas en cualquier momento de su evolución.
Estas enfermedades tienen un impacto significativo en la calidad de vida de las personas afectadas, siendo causa de ausentismo escolar y laboral, bajo rendimiento académico y laboral, afecta el estilo de vida, pudiendo incluso llevar a reducir la interacción social y a una baja de la autoestima.
Las reacciones alérgicas pueden ser leves o graves. En las alergias respiratorias, por ejemplo, las molestias más comunes consisten en estornudos, lagrimeo y prurito ocular. En el extremo opuesto, las reacciones alérgicas pueden poner en peligro la vida si causan una repentina dificultad respiratoria, un mal funcionamiento del corazón y una caída importante de la presión arterial, que puede acabar en shock. Este tipo de reacción, llamada anafilaxia, puede afectar a las personas sensibilizadas en distintas situaciones, como poco después de comer ciertos alimentos, tras la toma de determinados medicamentos o por la picadura de una abeja.
Dermatitis atópica: La incidencia de dermatitis atópica y de alergia alimentaria a la leche de vaca, huevo, trigo y soya es alta en los primeros dos años de vida; sin embargo, hay un segundo peak de dermatitis en el caso de las mujeres durante la pubertad. 2/3 de los niños con dermatitis se hacen asintomáticos a los 3 años de edad. Aquellos niños que hacen una dermatitis más tardíamente, a los 5 años de edad o más, tienden a mantenerlo en comparación con los que lo presentan en el primer año de vida. En Chile los estudios han mostrado que hasta un 16,4% de los niños y un 10,4% de los adolescentes presentan este tipo de alergia.
Alergia alimentaria: varía según el grupo etario, hábitos alimenticios, región geográfica y si bien los datos no son muy precisos, su incidencia en niños de 1-2 años llegaría a un 6-8% y luego disminuye. Más frecuente en niños que en niñas, generalmente es múltiple e implicando más frecuentemente la leche y el huevo. En adultos se presenta en el 2-5%, siendo más frecuente en mujeres, siendo generalmente aisladas en relación al consumo de pescados, mariscos, maní, frutos secos.
Rinitis alérgica: afecta al menos al 20% de la población general. Su incidencia y prevalencia aumentan en forma constante desde la edad preescolar y escolar hasta la pubertad. Constituyen el 40-70% de todas las rinitis crónicas y son un importante factor de riesgo para el desarrollo ulterior de asma. En Chile se ha encontrado en hasta el 25% de los adolescentes y en 14% de los niños.
Asma: se presenta con una prevalencia de un 4% a los 6 años de edad, siendo más frecuente en hombres y aumenta hasta un 9% a los 20 años. Un segundo peak se ha constatado en la pubertad, sobre todo en mujeres. Es necesario destacar que el asma no es una sola enfermedad, sino varias distintas, por lo que un buen diagnóstico es fundamental.
En cuanto al diagnóstico, el principal objetivo es identificar el o los alérgenos causantes de la sensibilización alérgica. Para ello lo primero y fundamental es una exhaustiva historia clínica y examen físico realizados por el alergólogo, quien puede solicitar pruebas específicas para lograr dicha identificación. Entre ellas las pruebas cutáneas continúan siendo las más útiles, además de ser baratas y los resultados se conocen de inmediato. Se puede complementar el estudio con pruebas sanguíneas específicas y en ciertos casos con pruebas de provocación en las que se expone al paciente, de manera controlada en un servicio especializado de alergología, al alérgeno sospechoso. En la actualidad se dispone además de pruebas de laboratorio que permiten identificar el o los alérgenos responsables de la enfermedad alérgica a nivel molecular.
El tratamiento de estas enfermedades requiere de un diagnóstico preciso y puede consistir en la evitación del o los alérgenos, reducir la exposición al mismo, así como al establecimiento de medidas de control ambiental reduciendo la contaminación del aire interior y exterior. En la mayoría de los casos se utilizan medicamentos antihistamínicos que logran bloquear los síntomas causados por la liberación de histamina, sustancia liberada en las alergias ante la reexposición al o a los alérgenos y que es la principal responsable de síntomas tan molestos como estornudos, lacrimeo, prurito nasal o de la piel, entre otros, mejorando así la calidad de vida del paciente. En otros casos se requiere el uso de corticoides ya sea inhalados, tópicos o sistémicos, todo lo cual debe ser indicado por el alergólogo.
La inmunoterapia específica con alérgenos es reconocida como un tratamiento efectivo para la alergia respiratoria y la alergia al veneno de himenópteros, ya sea por vía subcutánea o sublingual, según el caso. Nuevas formas de terapia incluyen el uso de anticuerpos monoclonales específicos en formas severas de asma por ejemplo.