Alergia a picaduras de insectos
La correcta evaluación de las distintas reacciones ante picaduras de insectos permitirá evitar las más graves, las que pueden ser potencialmente mortales.
«Los himenópteros son el grupo de insectos al cual pertenecen las abejas, abejorros, avispas y hormigas. Su importancia para las enfermedades en el ser humano radica en las diferentes reacciones que ocurren luego de la picadura de ellos. La correcta evaluación de estas reacciones nos permite diferenciar a los pacientes que van a tener reacciones leves y esperables de los que pueden tener reacciones alérgicas graves potencialmente mortales«,
A continuación vamos a describir las reacciones relacionadas a las picaduras, los posibles exámenes que se pueden solicitar y los principales tratamientos según el tipo de reacción. Si usted o algún hijo suyo han presentado alguna reacción con las picaduras de abejas o avispas, por favor, consulte con un inmunólogo para que lo oriente en el estudio y tratamiento de éstas.
Luego de la picadura por una abeja o avispa, el himenóptero inyecta por la lanceta una serie de toxinas que le permiten defenderse. Estas toxinas tienen como función provocar gran dolor para que sea percibido como un daño mayor. Dentro de las toxinas que se inyectan, se encuentran una serie de hormonas que son liberadas durante una reacción alérgica. Se sabe que 100 picaduras de abejas pueden producir una reacción similar a la anafilaxia, independiente de la condición de alergia del paciente. El tipo, duración, evolución y síntomas acompañantes luego de la picadura, nos permite diferenciar 3 grandes grupos: reacciones locales, reacciones locales extendidas y reacciones sistémicas. Cada grupo tiene asociado un riesgo estimado de presentar una reacción severa frente a la eventualidad de que le vuelva a picar un himenóptero, especialmente si la picadura ocurre dentro de los siguientes 2 meses.
Las reacciones locales son esperables y secundarias a las toxinas del veneno. Estas reacciones consisten en un aumento de volumen y molestias en la zona de la picadura que duran algunas horas. Hay un grupo de pacientes que presentan reacciones locales extendidas: en ellos la reacción va aumentando de volumen los primeros dos días llegando hasta un tamaño de 10 cm. Este cuadro dura alrededor de 5 a 10 días. En esta reacción ya existe un mecanismo alérgico frente a los componentes del veneno y alrededor del 5-10% pueden tener una reacción sistémica si es nuevamente picado, especialmente si esto ocurre en los siguientes dos meses. Las reacciones sistémicas se definen por la aparición de síntomas más allá de la zona de picadura y muchas veces no son evidentes para los pacientes, quienes desestiman su importancia. Dentro de estos síntomas destacamos la urticaria o edema de ojos y cara lejos de la zona de picadura, secreción de moco por la nariz, voz ronca y puede agregarse ahogo y manifestaciones abdominales. Este tipo de reacción puede presentar un shock anafiláctico en un 30% de los casos frente a una nueva picadura.
El manejo de estas reacciones tiene por común el correcto retiro de la lanceta por el afectado o por un adulto desde la piel hacia afuera. Esto tiene que ser rápido antes de que se vacíe todo el veneno y sin apretar el saco donde está guardado. Luego, el tratamiento a seguir va a depender del tipo: es así como las reacciones locales requieren un manejo básico que incluye medidas físicas como frío local y antiinflamatorios. Hay que considerar que si la picadura ocurre en la boca, este tipo de reacción puede asociarse a dificultad respiratoria que lo llevaría a consultar en el Servicio de Urgencia. Las reacciones extendidas muchas veces necesitan tratarse, además de los antinflamatorios y antihistamínicos, con corticoides para disminuir las molestias y duración de los síntomas. Las reacciones sistémicas requieren el uso de adrenalina intramuscular para contrarestar el efecto de la alergia. En estos dos últimos grupos se evalúan el tratamiento a largo plazo con inmunoterapia, especialmente en apicultores, niños, pacientes que realizan actividades al aire libre, mayores de 40 años y con acceso limitado al servicio de urgencia. La adrenalina viene en jeringas autoinyectoras, las que son fácilmente manipuladas por el paciente para su administración intramuscular. La inmunoterapia es la inyección mensual del equivalente al veneno de dos abejas y/o avispas que a largo plazo son capaces de suprimir la respuesta alérgica.
La evaluación por el inmunólogo tiene varias aristas. En primer lugar debe determinarse cuál himenóptero fue el que picó. Luego, ver cuál es el riesgo de presentar una reacción extendida o sistémica, el riesgo de sufrir una nueva picadura en los próximos meses y la capacidad de respuesta en caso de que esto ocurriere.
Dentro de los exámenes que se pueden pedir se destaca el nivel de triptasa en sangre para descartar una enfermedad llamada mastocitosis y los anticuerpos de alergia de tipo IgE antiveneno de abeja y avispa. O bien, el estudio molecular a los componentes de los venenos. Luego se le enseñará al paciente cuándo y cómo usar el autoinyector de adrenalina y cómo retirar la lanceta, además de las medidas generales como el uso de zapatos cerrados y de colores claros de preferencia blanco, cuando se está cerca de un panal. Ante un himenóptero se instruye que hay que alejarse lentamente y evitar dar manotazos, ya que si accidentalmente las golpea, éstas pueden atacar. En los controles siguientes, el inmunólogo en conjunto con el paciente verán la necesidad del tratamiento a largo plazo con inmunoterapia, según sea el caso.