Cuando lo cotidiano se vuelve terapéutico
¿Ha pensado cuántas habilidades se ponen en juego para que usted pueda lavarse los dientes? Todas las actividades que se realizan diariamente como vestirse, comer, bañarse, preparar una comida, mantener la higiene de hogar o leer un libro, requieren de muchas habilidades físicas y cognitivas, como por ejemplo, mantener el equilibrio, fuerza, concentración, identificar objetos a usar, organizar los pasos de la tarea, recordar lo que se está realizando, entre muchos otros.
Para mantener aquellas capacidades indemnes y estimular la recuperación, es importante fomentar la participación de la persona con daño cerebral adquirido en tareas cotidianas. Para ello se recomienda:
– Seleccione junto con su familiar, una actividad cotidiana que sea de su interés. Puede ser participar en preparación de alimentos, ordenar la casa, jardinear, vestirse por sí mismo. cualquier actividad tiene el potencial de ser terapéutica.
– Provea de las ayudas técnicas necesarias, como lentes, audífonos, sillas de ruedas, órtesis.
– Evalúe la seguridad del ambiente; no lo exponga a riesgos innecesarios.
– Prepare el ambiente, organizando los objetos y seleccionando una postura cómoda para usted y su familiar. Si su familiar logra estar de pie, puede incentivarlo pero con supervisión cercana.
– Ajuste el nivel de dificultad a la capacidad de la persona, ayudándole solo en los pasos de la actividad en que requiera ayuda para completarlos.
– Sea respetuoso y paciente con los tiempos y ritmos de la persona que cuida. Entregue instrucciones claras, concretas y simples, y espere a que él entienda la instrucción antes de entregar otra.
– Refuerce los logros obtenidos y pasos logrados; ayude sin criticar.