El 10% de los nódulos en la tiroides son cáncer
El surgimiento de nódulos tiroídeos y la alteración de la función de la glándula, es más frecuente en mujeres que en hombres. La aparición de un nódulo en la tiroides es preocupante porque puede ser un cáncer de tiroides.
La tiroides es una glándula situada en la base del cuello, delante de la tráquea, que produce algunas hormonas que regulan nuestro metabolismo. Según sea su alteración puede ocasionar diversos síntomas, tales como: cansancio, deshidratación de la piel, depresión, caída del pelo, aumento de peso y en casos extremos, infertilidad, infartos al miocardio, accidentes cerebro-vasculares.
Los nódulos tiroídeos son el crecimiento excesivo de un conjunto de células en la tiroides. Su detección es muy frecuente en la población y el riesgo de que sea un cáncer de tiroides es de un 10-15%. Por lo tanto, la mayoría de estos nódulos corresponden a enfermedades benignas de la glándula. El Dr. Patricio Cabané, cirujano del equipo de Cirugía endocrino y cabeza y cuello recomienda: “siempre que hay un aumento de volumen de crecimiento rápido en el cuello, con molestias para tragar, respirar o hablar (disfonía), debemos aclarar el diagnóstico a la brevedad, ya que puede tratarse de un cáncer de tiroides”.
“El surgimiento de un nódulo tiroídeo no se relaciona con la alteración de la función de la glándula (hipotiroidismo o hipertiroidismo). En todo caso, ésta debe ser estudiada con la medición de hormonas tiroídeas en sangre para descartar alguna falla que pueda ser corregida con el tratamiento adecuado”, aclara el especialista.
¿Cuáles son los factores de riesgo que hacen sospechar que estamos frente a un cáncer de tiroides?
Son factores de riesgo: “edades extremas de la vida (menor de 20 años y mayor de 60 años), antecedentes familiares de cáncer de tiroides, ser hombre, antecedentes de exposición a radiaciones (radioterapia) y enfermedades tiroídeas previas (enfermedades de Basedow Graves, tiroiditis, etc.). En estos casos se debe tener especial cuidado en la evaluación de un nódulo tiroídeo y se debe completar el estudio para descartar un cáncer de tiroides”.
¿Cómo se diagnostica el cáncer de tiroides?
La ecotomografía cervical es una herramienta efectiva en la detección temprana de riesgo y de posible tumor, ya que permite analizar las características del nódulo. “Conocer su localización, tamaño, si es sólido o quístico, su forma, si tiene imágenes sospechosas como bordes irregulares o mal delimitados o más vasos sanguíneos que lo normal (hipervascularización), microcalcificaciones. Asimismo, se puede observar infiltración tumoral a otros tejidos y presencia de ganglios sospechosos en el cuello (metástasis linfonodales)”, asegura el Dr. Cabané.
En caso de duda con el diagnóstico, “se puede hacer una punción con aguja fina que se realiza con una ecografía cervical donde el radiólogo puede identificar el nódulo y puncionarlo directamente extrayendo células para su análisis por un médico patólogo. Este examen puede definir que el nódulo estudiado es maligno, benigno o sospechoso”.
Si el nódulo tiroídeo detectado es benigno, “se puede mantener en observación por un tiempo inicial de 6 meses para controlar con ecotomografía y estudiar su crecimiento o incremento”.
Si el resultado es sospechoso, “se refiere a la detección de un tumor o lesión folicular. La única forma de esclarecer si se trata de cáncer folicular o adenoma folicular benigno es evaluando microscópicamente el nódulo y buscando infiltración de las células foliculares en éste. Por lo tanto, se realiza una cirugía para obtener una muestra adecuada para biopsia. Y si el resultado es maligno se indica la técnica quirúrgica más adecuada para el paciente”.
¿Cuál es el tratamiento indicado para un cáncer de tiroides?
Las asociaciones internacionales de Endocrinología y Cirugía Endocrinológica recomiendan actualmente la cirugía tiroidectomía total para tratar el cáncer de tiroides. “Se trata de extirpar por completo la glándula Tiroides, preservando las estructuras más delicadas que están junto a ella. En los pacientes que se palpan linfonodos cervicales o ganglios sospechosos o que tienen una ecografía que muestra linfonodos con características sospechosas de metástasis, se debe agregar a la tiroidectomía total un vaciamiento o disección de los sectores o grupos de ganglios comprometidos”. Y agrega “Las cirugías son mínimamente invasivas, con cicatrices pequeñas en el cuello de entre 4 a 5 centímetros”.
Después de la operación es habitual tener disfonía leve, secreciones y dolor para tragar, similar a una faringoamigdalitis, lo que dura por 3 a 4 días y es tratable con antiinflamatorios comunes. No es necesario tener reposo vocal. Se podrá volver a alimentar al otro día de la cirugía con dieta blanda para evitar dolor al tragar.