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Tengo miedo a volver a caer


Tengo miedo a volver a caer

El síndrome post caída es uno de los padecimientos geriátricos más incapacitantes para el paciente adulto mayor. La literatura señala que tienen mayor riesgo de caída, las personas de 65 y más años con signos de deterioro cognitivo, los adultos mayores que presentan múltiples problemas médicos, especialmente en la esfera neurológica, locomotora, visión y cardiovascular.

El síndrome post caída es uno de los padecimientos geriátricos más incapacitantes para el paciente adulto mayor. La literatura señala que tienen mayor riesgo de caída, las personas de 65 y más años con signos de deterioro cognitivo, los adultos mayores que presentan múltiples problemas médicos, especialmente en la esfera neurológica, locomotora, visión y cardiovascular, las personas mayores que toman múltiples medicamentos; los adultos mayores que presentan deterioro de la capacidad funcional, en especial por problemas en la mantención del equilibrio estático y dinámico, adultos mayores sedentarios y las personas de 65 años y más con alteraciones visuales. 


Entre las principales complicaciones de las caídas podemos destacar: 

Lesiones de tejidos blandos
 
Fracturas (cadera, fémur, húmero, muñeca, costillas) 

Hematoma subdural 

Hospitalización (complicaciones de la inmovilización) 

Discapacidad (limitación de la movilidad por lesión física, restricción de la deambulación por temor) 

Riesgo de institucionalización 

Muerte 


Como explica el terapeuta ocupacional de la Sociedad de Geriatría y Gerontología de Chile Jean Gajardo: “Las caídas son una situación de relativa frecuencia en la vejez, y que pueden tener un impacto distinto al de otras edades. Las consecuencias que las caídas tienen en los adultos mayores no sólo se relacionan con el aspecto físico (como podría ser una fractura o alguna herida) sino que también puede involucrar aspectos afectivos y motivacionales. Estas consecuencias no deben ser subestimadas en relación a los tratamientos pos caídas y el éxito que estos tengan en la re inserción de la persona mayor en su ambiente y actividades previos”, sostiene. 

Una consecuencia motivacional y afectiva señala el especialista “De gran relevancia en las personas mayores es el temor  a una nueva caída, la cual usualmente se traduce en un temor a movilizarse de manera independiente por parte de la persona. ¿En qué se traduce esto? La persona mayor siente que sus habilidades para poder desplazarse de manera segura y efectiva se encuentran reducidas y por ende desarrolla una conducta de evitación de circunstancias que puedan significar un mayor riesgo de caerse, como caminar fuera de la casa, ducharse, usar transporte público. La persona mayor que siente temor a caerse usualmente reduce su nivel de movilidad previo a la caída y esto puede impactar negativamente en su reincorporación a las actividades cotidianas que solía realizar antes de la caída. Al respecto, es fundamental que quienes acompañamos a la persona que siente el temor, validemos lo que la persona siente, ya que efectivamente la persona sentirá ansiedad y miedo ante la realización de actividades que requieran movilidad e independencia.

Una kinesiólogo/a podrá ayudar a la persona a potenciar sus capacidades motoras y esto ayudará a la persona a sentirse más segura. Un/a Terapeuta Ocupacional podrá ayudarle a  entrenar  habilidades y reincorporarse progresivamente a las actividades cotidianas que realizaba previo a la caída y a reducir el temor por medio de la adaptación del ambiente buscando progresivamente mayores niveles de independencia. Un/a Psicólogo/a podrá ayudarle a aprender formas de manejar la ansiedad y el temor de una manera más eficiente.


Recomendaciones útiles

– No forzar la movilidad de la persona si ella refiere que no se siente capaz de hacerlo. El temor y la ansiedad inciden también en un mayor riesgo de caídas dado que la persona se mostrará más desconcentrada y con menor control de sí misma.

– Reducir los apoyos físicos y ambientales de manera progresiva. Por ejemplo, retomar las actividades dentro de la pieza, luego las actividades en el resto de la casa, y finalmente las actividades fuera del hogar. Similar al apoyo que brindemos, disminuirlo a medida que la persona vaya sintiendo mayor confianza.

– Acompañarle y reforzar sus capacidades a medida que vaya tomando más independencia en la vida diaria.

– Explicarle que lo que está sintiendo es parte del proceso de re incorporación luego de caerse, y que es necesaria su colaboración activa para poder salir adelante.