El surgimiento de la pandemia ha representado un creciente estrés para todos, ya sea por el riesgo que implica, lo inesperada, el cambio en las rutinas cotidianas, el distanciamiento social, entre otras circunstancias propias de la crisis sanitaria. “Las personas mayores, así como los niños, jóvenes y adultos, están aprendiendo a afrontar esta situación y cada individuo tiene diferentes formas de afrontar las situaciones complejas y adversas y a su vez, éstas van cambiando en la medida que avanza el tiempo. Las personas mayores no presentan grandes diferencias en este aspecto, por lo que las reacciones y vivencias son tan variadas como personas existen”, explica la psicóloga del Hospital Clínico, Claudia Dechent.

Y detalla, “puede haber momentos de temor, ansiedad, irritabilidad, pasividad, aceptación, resignación, tristeza, rabia, incertidumbre etc., siendo todas estas emociones esperables para el momento que se vive y eventualmente podrían llevar a pensamientos pesimistas y catastróficos”. 

La especialista hace hincapié en que la situación sanitaria que se está viviendo no es culpa de nadie y a todos les gustaría que no estuviese sucediendo. “Es importante saber que no se tiene el control sobre esto, aunque sí sobre cómo se quiere vivirla. Entonces ahí sí se puede dar paso a emociones positivas, como la calma, alegría, paz, humor y aceptación. Incluso en las circunstancias más adversas, se puede elegir ser felices y aprender cosas nuevas”.

El rol de la familia es fundamental a la hora de brindar ayuda a las personas mayores, teniendo siempre en cuenta que son sujetos de derecho, por lo que tienen derecho a tomar decisiones y a que éstas sean respetadas por el entorno. Valorar sus capacidades y preguntar sobre sus necesidades. 


¿Cómo manjar las emociones?

1.  Como primer paso es necesario identificar las fuentes de ansiedad, inquietud y temor, asignando orden de prioridad para poder afrontarlas una a una. 

2.  Es central aprender a escuchar sus propias emociones, mejorar la identificación de las mismas y aceptar su ocurrencia. De esta forma se contribuye a que las emociones se expresen, fluyan y den paso a la calma y a la comprensión de la situación que se vive como país y mundo entero.

3.  Recurrir a la historia y rescatar la experiencia de las personas. Existe registro en las personas mayores de una infinidad de problemas resueltos, por lo que es necesario recordar aquellas estrategias exitosas acumuladas a lo largo de la vida para afrontar la situación actual. 

4.  La capacidad de adaptación es clave para afrontar la pandemia. Aquellas personas con capacidad de adaptación innata o aprendida tendrán mejores estrategias para manejar las emociones del momento actual.

5.  Ocuparse cobra relevancia, considerando diversas actividades. Uusar las manos, cocinar, tejer, leer, inventar, escribir, dibujar, conversar a distancia, bailar etc.

6.  Organizar el día también resulta útil, considerando momentos para orden, esparcimiento, descanso, actividad física, labores del hogar, etc., siendo en todo momento flexible e intentando escuchar sus estados de ánimo.

7.  Plantear propósitos pequeños cada día. Resulta útil para disminuir los síntomas de ansiedad, temor e incertidumbre, dando paso a la motivación para enfrentar cada día. 

8.  Cultivar el sentido del humor puede ser positivo para disminuir síntomas ansiosos, brindando momentos de alegría, relajación y esparcimiento.

9.  Comprender que existen muchos científicos trabajando en la cura de este virus, por lo que se debe intentar no perder el control y no entrar en estados de pánico. Esta situación pasará y volverán a abrirse las ciudades.

10. Cuidar la convivencia con los demás, cuidar las palabras y tonos al hablar. Agradecer lo que el entorno hace y pedir de buena manera aquello que se necesita.

“Por otra parte, es importante diferenciar la presencia de síntomas y emociones que puede ocasionar el encierro y la emergencia sanitaria, provocando malestar psicológico en un determinado momento, de cuadros mentales graves que pudiesen requerir tratamiento”, advierte Claudia Dechent. 

¿Cuándo consultar a un especialista? Si presenta:

–   Dificultad para conciliar y/o mantener el sueño sostenidamente en el tiempo, el que interfiere con sus labores cotidianas.

–   Aumento o disminución de apetito, llegando a situaciones extremas.

–   Fatiga o cansancio mayor de lo habitual y que interfiere con sus labores diarias.

–   Irritabilidad mayor de lo habitual y sostenida en el tiempo.

–   Dificultad o incluso rechazo a recibir ayuda.

–   Dificultad para concentrarse en las labores diarias.

–   Temor excesivo que inhabilita a la persona a salir de su casa en caso de necesidad.

–   Aumento de patologías psiquiátricas de base.

–   Pensamientos suicidas.